La música: compañera de vida

Durante una inspiradora charla, el tenor José Manuel Zapata nos invitó a reflexionar sobre una verdad profunda: la música está presente en nuestras vidas incluso antes de nacer.

Todo comenzó con un sonido poderoso: el latido del corazón de un bebé recién nacido. Ese ritmo natural, ese primer compás vital, se fusionó de forma emocionante con el Réquiem de Verdi, demostrando que la música nace con nosotros. Mientras otras artes nos llegan más tarde, la música es parte de nuestro ser desde el inicio. Somos música. Vivimos al ritmo del corazón.

Zapata defendió la importancia de la enseñanza artística en las primeras etapas de la vida. Como futuras educadoras infantiles, este mensaje resuena con especial fuerza: debemos ofrecer a los niños experiencias musicales de calidad, que unan el lenguaje con la emoción, que cultiven el oído y el alma.

Durante su charla, también destacó las múltiples virtudes de la música:

• Fomenta la empatía.
  
  
• Ayuda con problemas del habla.
  
  
• Facilita la comunicación y las relaciones sociales.
  
  

“No podemos desligar a una persona de la música que ha escuchado a lo largo de su vida”, afirmaba. Y tenía razón: la música moldea quiénes somos, cómo sentimos, cómo nos expresamos.

Este mensaje nos hizo recordar una experiencia muy especial que vivimos el año pasado: toda la clase cantamos juntos como si fuésemos un coro. Al principio fue nuestro docente quien dirigió la actividad, guiando nuestras voces y marcando el ritmo. Luego, fuimos los propios alumnos quienes tomamos la iniciativa de dirigir y coordinar el canto.

Fue un momento profundamente gratificante. Nos sentimos conectados, en armonía, disfrutando de la música no solo como oyentes, sino como creadores activos. Descubrimos que no hace falta ser músicos profesionales para emocionarse con la música y vivirla en grupo. Aquella actividad nos enseñó que cantar juntos une, emociona y transforma.

Como estudiantes de Educación Infantil, esta vivencia refuerza la idea de que la música es una herramienta pedagógica poderosa. Nos ayuda a construir comunidad, a desarrollar la sensibilidad artística y emocional de los niños, y a sembrar en ellos el amor por el arte desde la primera infancia.

Entrada: Carmen Carmona.